13 de febrero de 2010

La profesional

Había una luz oscura ¿Es posible? Había una luz oscura y ellas desfilaron delante, dándome un beso en la mejilla. Agité los hielos en el whisky que me pasó la Lady del lugar y me decidí. Era negra y los pechos casi hablaban de la posibilidad de quedar ahogado. Madelaine.
Soy virgen le dije, tenés que enseñarme. También mentí en la edad. Jugué a los 17, a los violentos 17 que me sacudieron el cerebro como el huracán del fin del mundo.
Desnudo, le pedí que apague la luz. No usé el disfraz de la melancolía después del orgasmo, el siempre hiciste esto, el contame de tu vida. Madelaine era una profesional de la saliba, le gustaba lo que hacía, creo. Lo deduzco por su risa y sus gritos de artista de teatro de callejuela. Estaba borracha y en un impás sacó una bolsa de cocaína de una bota y la peinó en la mesita de vidrio.
-¿De qué trabajás?
-Soy actor -seguí mintiendo, estaba poseído en el juego de inventar un personaje digno de Madelaine-, trabajé en varias películas.
-¿De dónde sos?
-Argentino
.
-Ay, ay los argentinos...

Estar lejos (lejos de donde uno se considere), ofrece el coraje del anonimato. Ser extranjero me vuelve descarado, creo que en cada aeropuerto dejo algo de moral. Ya casi no saco fotos, recuerdo las ciudades con uno o varios nombres propios. Para mí, y quizá sólo para mí, Alicante es Madelaine.




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