17 de octubre de 2009


Apagar la música, las luces y respirar. Más lento cada vez inhalo y exhalo. Las cosas dejan de estar. La mente se aquieta porque todo lo que soy es aire que entra y sale. Me vuelvo liviano, y cada vez más lento es el ritmo. Ahora aguanto la respiración lo más que puedo, hasta rozar el límite. Puedo sentir que el corazón bombea más para que el oxígeno llegue a todas partes. Mi cuerpo es un latido. Lo hago varias veces y bajo, soy otro. ¿Respiraste hoy?

2 comentarios:

Unknown dijo...

te extraño.

Matías dijo...

Yas, pero si estamos tan cerca...